Logotipo de la farmacia de mi barrio sobre una tela color rosa

En La Farmacia de mi Barrio
Queremos cambiar vidas

Nuestra farmacia empezó su andadura en el año 1965 con mi madre, Mª José García.

De ella heredé, además del nombre, el amor por esta profesión, que me llevó a coger el relevo en el año 2003, con toda la ilusión del mundo y todos los miedos también.

Hoy, unos cuantos años después, sólo puedo decir GRACIAS.

Tengo la suerte de ofrecer a mis pacientes algo más que un mero servicio de venta: he visto fotos de nuevos nietos, he intercambiado opiniones sobre planes de vacaciones, he asistido a funerales, he sido invitada a bodas, he escuchado historias de superación, he ayudado a pacientes a decidir no sólo la medicación más eficaz en su caso sino también la más adecuada para su bolsillo…

Tengo la oportunidad de participar directamente en la vida de mis pacientes, no sólo en el cuidado de su salud, sino en cada faceta de su vida. Esto me hace cada día mejor farmacéutica, pero sobre todo mejor persona.

Ejercer en una oficina de farmacia nos permite ir más allá del simple consejo sobre el uso correcto de un medicamento. Nos permite ejercer de solucionadores de problemas, confidentes y amigos, y esto hace que llevemos a cabo nuestro cometido de una forma mucho más eficiente.

Me tomo muy en serio esta responsabilidad: nuestra relación con los pacientes puede verdaderamente cambiar y salvar vidas.

Me tomo muy en serio esta responsabilidad: nuestra relación con los pacientes puede verdaderamente cambiar y salvar vidas

En esta bonita tarea me ayuda Maria Arance, magnífica profesional y mejor persona, con una calidad humana y una sensibilidad increíble con la que tengo el placer de trabajar codo a codo desde hace ya unos años, hemos crecido y aprendido mucho juntas.

Me gusta ser farmacéutica por las vidas que he cambiado, pero sobre todo por las que me han cambiado a mí.

Producto añadido a lista de deseos
Consentimiento de cookies